Un cliente del despacho desde hace más de quince años, con tres trabajadores en nómina, en un ataque de valentía el pasado año contrató a un cuarto trabajador. El trabajador, por desgracia, tuvo un infarto de miocardio en horario de trabajo. Fue el inicio de un periplo primero ante la Mutua de Accidentes de trabajo, luego ante la Inspección de Trabajo, acreditando que el trabajador había recibido la formación adecuada, que había pasado la preceptiva revisión médica, y después ante la aseguradora con la que el empresario tenía suscrito la póliza de accidentes de convenio. Ahora, ocho meses después, la Sra. Inspectora le ha comunicado al cliente de ADVISORIA que cumplía la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que tenía correctamente cubierta con una póliza de accidente los capitales indicados en el convenio, que le había acreditado que el trabajador realizaba el horario correcto y que percibía adecuadamente su salario, en fin, que confeccionará su informe declarando que la empresa no tiene ninguna responsabilidad en lo sucedido, además la Aseguradora también le ha dicho que próximamente va a pagar a los herederos. Desde ADVISORIA ponemos este ejemplo para poner de manifiesto que hacer bien las cosas da sus recompensas aún en casos de accidente.]]>