Los Presupuestos de 2021 han sido aprobados como era previsible por mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, con 188 votos a favor. Se han unido, a los votos de la coalición gubernamental, los de ERC, PNV, Bildu, los cuatro diputados de PDeCAT, Más País, Compromís, PRC, Nueva Canarias y Teruel Existe.

Estamos en una época económica difícil y muy complicada donde nuestros políticos inexpertos en gestión empresarial y menos en políticas macro o microeconómicas se les ocurre presentar unos Presupuestos Generales del Estado de 2021 con grandes cambios fiscales. En materia de política fiscal e impositiva, estos cambios afectarán tanto a empresas como a particulares, ya que modificarán desde el IRPF hasta el Impuesto de Sociedades o el de Patrimonio. El objetivo del Ministerio de Economía y Hacienda debería ser, entre otras medidas, aumentar la productividad, el empleo, las exportaciones o controlar el déficit mediante la rebaja o control del gasto público para que de esta forma y sin un incremento impositivo, aumentar los ingresos. Los economistas conocemos que el aumento de la presión fiscal no supone en muchas situaciones un aumento en la recaudación. Las medidas que propone este Gobierno podrían suponer una contracción del consumo o de las reinversiones tanto a nivel nacional como extranjera y afectar a la liquidez de empresas y particulares.

Los tres grandes pilares impositivos son el IRPF, el IVA y el Impuesto de sociedades y las modificaciones tributarias principales son las siguientes:

En cuanto al IRPF:

  • Base ahorro: Se añade un nuevo tramo del 26% para las rentas generadas superiores a 200.000 euros, incrementando en 3 puntos porcentuales el tipo de tributación anterior.
  • Base General: Se incrementa en 2 puntos porcentuales las rentas generadas superiores a 300.000 euros pasando del tipo del 45% al 47%
  • Planes de Pensiones: Se reducen también las desgravaciones para los planes privados de pensiones. La limitación de reducción de la base imponible pasa de 8.000 euros a 2.000 euros.

En el Impuesto de sociedades (IS):

  • Exenciones dividendos: Se aumenta en un punto para las grandes empresas y se limitan las exenciones por dividendos y plusvalías generadas por su participación en filiales a las sociedades que tengan un volumen de negocio superior a los 40 millones.

En el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA):

  • Subida para bebidas alcohólicas y refrescos: Entre otras el aumento desde el 10% al 21% del tipo de gravamen aplicable a las bebidas alcohólicas y refrescos
  • Diésel: aumento en el impuesto sobre hidrocarburos aplicable al diésel

A simple vista parece que son medidas de aumento de presión fiscal para grandes patrimonios o contribuyentes y que no afectaran a empresarios ni a trabajadores de rentas medias o bajas. La realidad es que indirectamente nos afectará a todos y será perjudicial para la economía de nuestro país y por consiguiente a nuestro bienestar social. Se reducirán las grandes inversiones extranjeras y probablemente favorecerá la huida de grandes fortunas a otros países con menor tributación y que conllevará a la reducción del consumo y al aumento del desempleo o incluso al incremento del fraude fiscal.

Es más, si al aumento de la tributación, añadimos el incremento de gasto estatal en múltiples partidas presupuestarias y la revalorización de las pensiones en un 0,9%, el aumento de las pensiones no contributivas en un 1,8% y otros incrementos  como los salarios de los funcionarios en un 0,9% cuando la previsión del IPC del 2021 será entre 0 y 0.5%, no entendemos cómo se podrán cuadrar los ingresos con los gastos, y por consiguiente, está claro que seguiremos generando y aumentando el déficit público.

A todo ello también cabe resaltar que ya en el mes de mayo y en plena pandemia, el Gobierno catalán aumento el impuesto de sucesiones y que unido al nuevo incremento del Impuesto de Patrimonio aportará nuevos ingresos a las arcas de Cataluña.

En conclusión, podemos afirmar que no se trata del mejor presupuesto para fomentar el empleo e inversiones y así poder ayudar a aumentar el producto interior bruto español, sino que son unos presupuestos acordes con el perfil político de los gobernantes con la única finalidad de captar o consolidar sus votantes en las urnas.